"La naturaleza y los bosques de los pueblos indígenas no están en venta. Para nosotros, los bosques y la selva no son objetos a los que uno puede poner precio y privatizar. No aceptamos que se reduzca a los bosques nativos y selvas a una simple cantidad mensurable de carbono", dijo Evo Morales al explicar su oposición a los bonos de carbono.
Y sería bueno decir, entonces, de qué se trata.
Los bonos de carbono son un mecanismo internacional propuesto por el Protocolo de Kioto, mediante el cual las emisiones de CO2 se convierten en un bien canjeable con un precio pautado en el mercado.
Así, un bono de carbono permite emitir una tonelada de CO2. Empresas que no emiten o disminuyen sus emisiones, venden un bono al que produce más dióxido de carbono del debido, que sigue haciéndolo en lugar de disminuir la emisión.
Según Morales, los países desarrollados al comprar bonos de carbonos no sólo engañarán al incumplir "sus compromisos de reducción de emisiones", sino que darán también pie para la "mercantilización de la naturaleza".
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