Son las seis de la tarde del jueves. Exactamente mañana a la misma hora debería terminar la conferencia sobre cambio climático que comenzó hace dos semanas para resolver el destino del planeta, nada más ni nada menos.
Miles de técnicos discuten desde entonces para que los 194 países que participan puedan ponerse de acuerdo. Pero hace ya 20 años que se debaten estas cosas y aún no hay un respuesta concreta global que enfrente lo que ya está sucediendo en el mundo: eventos climáticos extremos que generan muertes, más empobrecimiento, sequías, inundaciones, destrucción...
Son las seis de la tarde y no hay señales todavía de que haya un acuerdo. Hay versiones, hace días, de que se han hecho avances y progresos en infinidad de temas. Sin embargo también hay versiones que dicen que no hay acuerdos en ninguno de los aspectos en discusión.
Ronda por aquí el pesimismo, la incertidumbre, la preocupación. Hay gente preocupada, sin duda, son los que saben que cada una de estas conferencias que termina sin soluciones significa vidas, significa pérdida de biodiversidad, significa un destino oscuro para las próximas generaciones.
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